MIRA LAS UÑAS Y CONOCERÁS TU SALUD.
Hábitos saludables para cuerpo, mente, vida y salud de hoy día.
En muchas ocasiones una alteración en las uñas puede ser señal de padecer algún trastorno interno.
Las uñas son prolongaciones del tejido epidérmico, es decir, de la membrana que forma la capa externa de la piel. Además de las uñas propiamente dichas, tiene otras tres partes: la matriz ungueal, situada en su raíz, que es a partir de donde la uña crece; el lecho ungueal, situado debajo de la uña, que es el que le proporciona la nutrición, ya que la uña no tiene vasos sanguíneos que puedan hacer esta función y, por último, el repliegue ungueal, situado encima de la matriz, en la parte visible de la cutícula y la piel de alrededor.
Las uñas son en muchas ocasiones una manifestación del estado del organismo. Esto se debe a que existen muchas enfermedades internas que repercuten en ellas, como, por ejemplos, los trastornos metabólicos, una cirrosis hepática o los trastornos pulmonares. Cuando esto ocurre, las uñas se debilitan y sufren variaciones en su color, su forma y su estructura. En estos casos, lógicamente, el tratamiento debe enfocarse a combatir la enfermedad que ha ocasionado el cambio.
Ciertas enfermedades de la piel pueden afectar también a las uñas. Hay muchas, pero tres son las más comunes: la psoriasis, el liquen plano y la alopecia areata.
Enfermedades de la piel
La psoriasis es una alteración genética (no es hereditaría) que consiste en una renovación de las células cutáneas a mayor velocidad de lo normal. Cuando afecta a la matriz de la uña hace que aparezcan en ésta, puntos deprimidos, es decir, zonas donde la uña se hunde. A veces la psoriosis aparece sólo en las uñas, sin que haya ninguna señal de esta alteración en la piel. El tratamiento es largo y lento. Consiste en la aplicación de cremas corticoides, y a veces en la administración de inyecciones junto a la uña, también a base de corticoides.
El liquen plano se manifiesta en forma de puntos deprimidos, estrías y manchas rojas o violáceas, y suele producir picor. Por lo general, desaparece solo, pero si al cabo de un tiempo aun persiste, el dermatólogo debe de recetar cremas corticoides.
La alopecia areata consiste en la pérdida de cabello en algunas zonas del cuero cabelludo. A veces esta alteración capilar va acompañada de una alteración en las uñas, que provoca también la aparición de puntos deprimidos en su superficie.
Infecciones y malformaciones
La uña puede sufrir también alteraciones específicas. Son infecciones y malformaciones congénitas (de nacimiento) o adquiridas, que afectan a la matriz ungueal. Las infecciones está producidas por hongos y bacterias. El tratamiento es muy lento, ya que las uñas no están vascularizadas (no tienen vasos sanguíneos), por lo que los medicamentos le llegan con mucha dificultad. Las malformaciones congénicas pueden ir desde la ausencia total de las uñas hasta que las uñas nazcan deformadas, y a veces afectan, incluso, a la parte terminal del dedo, que también se deforma. El único problema que estos casos plantean es el estético, ya que no tiene otra consecuencia negativa para el individuo. La solución es recurrir a las uñas artificiales, aunque a veces provocan reacciones alérgicas o eczemas en los dedos.
Las deformaciones adquiridas se deben principalmente a traumatismos (golpes, pillarse un dedo con una puerta..). La uña vuelve a ser como antes a medida que vaya creciendo, aunque se caiga la parte que ha sufrido el daño.
En muchas ocasiones una alteración en las uñas puede ser señal de padecer algún trastorno interno.
Las uñas son prolongaciones del tejido epidérmico, es decir, de la membrana que forma la capa externa de la piel. Además de las uñas propiamente dichas, tiene otras tres partes: la matriz ungueal, situada en su raíz, que es a partir de donde la uña crece; el lecho ungueal, situado debajo de la uña, que es el que le proporciona la nutrición, ya que la uña no tiene vasos sanguíneos que puedan hacer esta función y, por último, el repliegue ungueal, situado encima de la matriz, en la parte visible de la cutícula y la piel de alrededor.
Las uñas son en muchas ocasiones una manifestación del estado del organismo. Esto se debe a que existen muchas enfermedades internas que repercuten en ellas, como, por ejemplos, los trastornos metabólicos, una cirrosis hepática o los trastornos pulmonares. Cuando esto ocurre, las uñas se debilitan y sufren variaciones en su color, su forma y su estructura. En estos casos, lógicamente, el tratamiento debe enfocarse a combatir la enfermedad que ha ocasionado el cambio.
Ciertas enfermedades de la piel pueden afectar también a las uñas. Hay muchas, pero tres son las más comunes: la psoriasis, el liquen plano y la alopecia areata.
Enfermedades de la piel
La psoriasis es una alteración genética (no es hereditaría) que consiste en una renovación de las células cutáneas a mayor velocidad de lo normal. Cuando afecta a la matriz de la uña hace que aparezcan en ésta, puntos deprimidos, es decir, zonas donde la uña se hunde. A veces la psoriosis aparece sólo en las uñas, sin que haya ninguna señal de esta alteración en la piel. El tratamiento es largo y lento. Consiste en la aplicación de cremas corticoides, y a veces en la administración de inyecciones junto a la uña, también a base de corticoides.
El liquen plano se manifiesta en forma de puntos deprimidos, estrías y manchas rojas o violáceas, y suele producir picor. Por lo general, desaparece solo, pero si al cabo de un tiempo aun persiste, el dermatólogo debe de recetar cremas corticoides.
La alopecia areata consiste en la pérdida de cabello en algunas zonas del cuero cabelludo. A veces esta alteración capilar va acompañada de una alteración en las uñas, que provoca también la aparición de puntos deprimidos en su superficie.
Infecciones y malformaciones
La uña puede sufrir también alteraciones específicas. Son infecciones y malformaciones congénitas (de nacimiento) o adquiridas, que afectan a la matriz ungueal. Las infecciones está producidas por hongos y bacterias. El tratamiento es muy lento, ya que las uñas no están vascularizadas (no tienen vasos sanguíneos), por lo que los medicamentos le llegan con mucha dificultad. Las malformaciones congénicas pueden ir desde la ausencia total de las uñas hasta que las uñas nazcan deformadas, y a veces afectan, incluso, a la parte terminal del dedo, que también se deforma. El único problema que estos casos plantean es el estético, ya que no tiene otra consecuencia negativa para el individuo. La solución es recurrir a las uñas artificiales, aunque a veces provocan reacciones alérgicas o eczemas en los dedos.
Las deformaciones adquiridas se deben principalmente a traumatismos (golpes, pillarse un dedo con una puerta..). La uña vuelve a ser como antes a medida que vaya creciendo, aunque se caiga la parte que ha sufrido el daño.
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