Cómo terminar una relación sin herir al otro

En el caso del amor, resulta mucho más sencillo comenzar que terminar; y es que, para decir adiós, hace falta, sobre todo, valor y táctica y,  por supuesto, procurar no herir a la otra persona.
Si hemos decidido plantear la ruptura la situación no será fácil; el temor a la reacción del otro y el sentimiento de culpa paralizan la acción y, en múltiples ocasiones, la demoran hasta límites insospechados.
A veces, incluso se llega a no tomar decisiones simplemente por evitar el sufrimiento de nuestra pareja.
Cuando llega el momento de poner punto final a una relación muchas personas no saben como hacerlo y eligen los caminos más tortuosos. Por ejemplo, guardar silencio, reprimir u ocultar nuestros auténticos sentimientos, no atreverse a plantar cara al problema..., van a generar comportamientos agresivos que agravan más la situación.

MEJOR CAMINO A ELEGIR
Por supuesto, antes de dar ese paso y terminar con la relación, debemos estar seguros y tener muy claro lo que queremos, pues muchas veces son decisiones apresuradas ante crisis por las que pasa la pareja y que hablando y efectuando pequeños cambios no tienen por qué terminar en una ruptura. Por ello, si nos hemos dado cuenta con claridad de que se trata de una crisis pasajera, que realmente la relación ha tocado a su fin, entonces, a partir de ese momento , cuanto antes actuemos mejor, pues dar largas no conduce a nada.
Entre marcharse a comprar tabaco y no volver jamás y soportar una interminable agonía de llantos y peleas, existen caminos intermedios. El ideal y más aconsejable es dialogar; hablar y explicar lo más claramente posible lo que hemos decidido, y decirlo con firmeza y serenidad. Y, por supuesto, aguantar el chaparrón. Aunque elijamos el momento más oportuno, tendremos que estar dispuestos a escuchar reproches poco agradables y a presenciar escenas duras y difíciles de sobrellevar.
Probablemente una de las formas más utilizadas para terminar una relación, aunque ni mucho menos la mejor, es la de causar agravios, es decir, provocar comportamientos desagradables para que sea nuestra pareja la que termine. Normalmente se suelen emprender acciones que sean lo suficientemente fuertes como para que el otro se quede profundamente decepcionado.

GUERRA DOLOROSA
Este sistema, aunque de resultados casi fulminantes, genera guerras muy dolorosas y una enemistad irreconciliable. Por otro lado, éste es el comportamiento clásico de personalidades inmaduras que, por miedo al sentimiento de culpa , son capaces de herir gratuitamente. Además de lo poco ético que resulta puede ocasionar conflictos de orden psicológico en el propio individuo. en definitiva, mentir acerca de nuestros sentimientos y ocultar una falta de amor es un arma de doble filo que puede acarrear consecuencias psicológica, como por ejemplo una neurosis.
Cuando llega el final debemos ser sinceros y dejarnos de artimañas extrañas que, aparentemente, nos solucionarían el problema de hacer frente a una situación muy poco agradable y a veces muy dolorosa.


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