Aumenta tu velocidad

Correr a intervalos quema el triple de grasa que hacerlo al mismo ritmo.
Uno de los ejercicios cardiovasculares es entrenar a intervalos intensos. Lo que significa alternar periodos de actividad acelerada y fases más tranquilas o incluso descansos. De hecho, puedes progresar más en sólo 15 minutos de entrenamiento a intervalos (tres veces por semana) que destrozando la cinta durante una hora. Porque los inteligentes son aquellos que sacan el máximo provecho invirtiendo el mínimo de tiempo. Y si además decimos que correr a intervalos quema el triple de grasa que hacerlo el doble de tiempo a un ritmo medio-fuerte,  pues lo hace más atractivo e interesante.

Las ventajas del entrenamiento a intervalos no se limitan a una buena salud coronaria y menos cantidad de grasa. La mayoría de los deportes que valen la pena practicar implican parar y arrancar y no correr al mismo ritmo . Tus músculos aprenderán a  contraerse con más ímpetu y,  en última instancia, vivirás más años, porque el ejercicio a intervalos aumenta ese colesterol bueno que hace que tus arterias sean ríos cristalinos.

El entrenamiento a intervalos aumenta el riesgo sanguíneo a las células y te hace más resistente.
¿ Cómo el hecho de parar y arrancar puede conseguir todo eso?

Primera lección.
Cuando tus músculos se contraen repetidas veces durante el ejercicio intenso, consumen rápidamente toda la energía disponible. Es decir, tu cuerpo se pone a buscar grasas antes. Al mismo tiempo, el cuerpo enseguida pierde su capacidad de expulsar los derivados metabólicos del músculo. ¿Te suena lo de quemarse?. Pues se refiere a la acumulación de amoníaco y otras cosas malas. Además de quemarte, estos residuos dificultan la capacidad del cuerpo de contraer los músculos con fuerza. Si no aprendes a administrar bien la forma de quemar, el ejercicio que practiques está condenado al fracaso.

Segunda lección.
Cuando alternas series repetidas de ejercicios intensos con periodos cortos más relajados, empieza la serie con menos de energía y con los músculos ya cansados. El entrenamiento a íntervalos hace actuar a sistemas energéticos del cuerpo que no suelen utilizarse. Aumenta el riego sanguíneo que llega a las células y éstas aprovechan mejor el oxígeno. Y eso supone una mejora de la forma física. Además, al recuperarse del entrenamiento a intervalos, el cuerpo se ve obligado a seguir quemando grasa para obtener energía, lo que provoca que se quemen más calorías hasta 2 o 3 horas después del ejercicio físico. Compruébalo tu mismo tomándote el pulso medio hora después de entrenar.

Tercera lección.
Hay muchas maneras de entrenarse a intervalos. Con el tiempo, puedes ajustar la proporción entre lo que descansas y lo que te ejercitas, cambiar la intensidad de las series o variar la duración de la sesión.

Medir el esfuerzo con precisión y entrenarse en consonancia con ello. Te puedes llevar un pulsómetro para controlar tu frecuencia cardíaca máxima, que es 220 menos tu edad. Si tienes 20 años, tu frecuencia cardíaca máxima será 200.

¿ Es seguro entrenar a más del 100% de mi ritmo cardíaco máximo? Pues si, porque tu cuerpo mejora en cuanto entrenas intensamente. Es decir, lo que era el 100% hace una semana ya no lo es la siguiente.

Si no tienes pulsómetro o no te ves capaz de controlar mientras cambias de marcha, como requiere el ejercicio a intervalos, hazlo a la antigua. Inmediatamente después de cada intervalo, ponte los dedos índice y corazón en el cuello, justo al lado de la nuez, o en la muñeca, a la altura del pulgar. Cuando te notes el pulso, cuenta las pulsaciones durante 15 segundos. Multiplica el número de pulsaciones por 4 y la cifra que obtengas será tu ritmo cardíaco.

Para terminar, te recomiendo 15 minutos de trabajo durante tres días a la semana y notarás las mejoras cardiovasculares.

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