PEQUEÑAS PERO MATONAS. Aprende a protegerte de las bacterias dañinas.

La próxima vez que tu madre o tu novia te echen la bronca por tu falta de higiene (no es que seas un guarro, es que ellas son unas obsesas de la limpieza, ya lo sabemos), recuérdales que, por mucho que limpiaras, nunca lograrías alcanzar la esterilidad absoluta. El medio ambiente y las personas estamos plagados de bacterias, la mayoría beneficiosas. Las microbiotas  (conjunto de microorganismos que habitan en un determinado tejido) de la piel y del tracto intestinal, por ejemplo, actuan de escudos protectores, y en muchos alimentos las bacterias son un ingrediente imprescindible, como en el caso del yogur y la cerveza.

Pero también hay bacterias muy agresivas que pueden dañar seriamente tu salud y, lo que es peor, se encuentran camufladas en los lugares más insospechados. So estos:

LA ASPIRADORA
La amenaza.
El 50% de los cepillos de las aspiradoras contienen restos de bacterias fecales, de los cuales, un 13% son E. coli. ¿Esto quiere decir qué vives rodeado de excrementos? No, es relativamente normal encontrar estas bacterias, especialmente en los espacios más sucios o los objetos que entran directamente en contacto con la suciedad.

Hay muchos tipos diferentes de bacterias E.Coli, algunos muy nocivos y otros no tanto. De hecho, estos microorganismos habitan en los intestinos de todo ser humano. El inconveniente de que tu aspiradora se haya convertido en una colonia de E.coli es que puedes trasladar los gérmenes de una superficie contaminada a otra que no lo estaba (por ejemplo, del comedor al dormitorio)

La solución.
La higiene es el mejor remedio para prevenir las concentraciones excesivas de E.Coli. En principio, basta con observar un par de normas básicas: la primera, limpiar la boca y el cepillo de la aspiradora con unas gotas de desinfectante después de cada uso( no hace falta que utilices ningún producto específico; los que tengas en casa para la limpieza en general son suficientes), y la segunda, renovar las bolsas tan a menudo como tu bolsillo te lo permita, ya que favorecen la proliferaciones de bacterias. Tanto es así, que estos inquilinos indeseables pueden sobrevivir hasta cinco días dentro del aparato una vez has vaciado la bolsa con residuos.

LOS GUANTES DEL GIMNASIO
La amenaza.
Los estafilococos (bacterias redondas que se agrupan en forma de racimos) se agarran como lapas al poliéster, tejido que se suele utilizar en la fabricación de guantes, como los que usas para levantar pesas. Y si, entre ellos también se encuentran los temibles estafilococos resistentes a la meticilina. de hecho, nuestra piel está sembrada de estafilococos inofensivos, pero este último tipo es peligroso porque no se puede combatir con la mayoría de antibióticos. La amenaza es seria, así que recuerda que para prevenir un posible contagio, evita usar guantes especialmente si tienes heridas en las manos.

La solución.
Pasa de los guantes, y no sólo para deshacerte de los gérmenes. Levantar peso con las manos desnudas fortalece los dedos y los antebrazos. Si en tu gimnasio no tienen toallas desinfetantes ni jabón de manos antiséptico, insiste en que empiecen a comprarlo cuanto antes o guarda un frasco de emergencia en la bolsa del gimnasio.

EL CARRITO DE LA COMPRA
La amenaza
Un 70% de las barras de los carritos de la comprar sulen presentar restos de bacterias fecales (si, si, como lo oyes). Es mas, los carritos presentan una proporción mayor de estos microorganismos que la media de los lavabos públicos. Pero no todo son malas noticias: cuanto más patógenas son las bacterias fecales, menos días de vida tienen.

La solución
Frota la barra con un paño enjabonado o empapado en alcohol ( el de farmacia, no el de beber) antes de agarrarla. Y, por más, que te cueste resistirte al gancho comercial de comida gratis, pasa de las degustaciones que ofrecen algunos establecimientos, pues no son más que focos de infecciones a gran escala. Entonces, ¿ qué pasa con los productos frescos? Tranquilo, la solución es facil: la sal y el vinagre son desinfectantes naturales que reducen la contaminación bacteriana que puede haber, por ejemplo, en las ensaladas. Otro truco de la abuela es dejar las hojas de la lechuga en remojo con un par de gotas de lejía antes de aclararlas bien. ¿Te da grima limpiar la comida con lejía? Al menos, procura utilizar los guantes de plástico a la hora de seleccionar los productos frescos.

LAS MÁQUINAS DEL GIMNACIO
La amenaza.
Sobre un 65% de las máquinas de los centros de fitness suelen tener una bacteria llamada rinovirus. Los aparatos de levantamiento de pesas estaban mucho más contaminados que los de aerobic. Y por mucho que se desinfecte los equipos dos veces al día, ese remedio no es solución ya que no disminuyen la cantidad de virus.

La solución.
El remedio más sencillo no es tocarse la cara entre una serie de ejercicios y otra, pues la mayor parte de los resfriados se transmiten por contacto entre manos y nariz. Pero, como a veces resulta difícil controlar los actos reflejos, no olvides tener jabón antiséptico a mano para exterminar los bichos en un abrir y cerrar de ojos.

LA CARTA DEL RESTAURANTE
La amenaza.
¿Has visto alguna vez a un camarero limpiando la carta de un restaurante? ¿No? Pues deberían, los virus de la gripe y del resfriado pueden sobrevivir hasta 18 horas en las superficies duras. ¿Consecuencias? Si el local está concurrido, cada día pueden atacarte los gérmenes de cientos de conciudadanos.

La solución.
Que no cunda el pánico. Colonizar una superficie no es tarea fácil para las bacterias, por lo que es muy poco probable que alguien pueda contaminarse a través de la carta de un restaurante. aun así, procura que la carta no toque el plato ni los cubiertos y lávate las manos después de pedir.

LA AZAFATA DE VUELO
La amenaza.
El personal de cabina  está expuesto a docenas de pasajeros que se suenan la nariz, tosen y estornudan. Y, claro, cuando las azafatas necesitan ir al baño, utilizan el mismo servicio que tu. ¿Qué te sugiere esto? No, no se trata de aprovechar la ocasión para asaltar a la rubia del uniforme. Todo lo contrario. Los inodoros de los aviones comerciales, sus grifos y pomos de las puertas, están contaminados con E.Coli.

La solución.
Que uno tenga propensión a acatarrarse en el avión tiene más que ver con los cambios de temperatura bruscos que con las bacterias. Además, es imposible que una azafata te puede contagiar un resfriado sólo por haber estado en contacto con un pasajero constipado. De todos modos, más vale prevenir que curar, por lo que no estará de más que tomes grageas de té verde para fortalecer tus defensas. Las personas que toman el té verde dos veces al día durante dos meses presentan los síntomas de resfriado por menos tiempo (es decir, pillarlo lo pillas igualmente pero dura menos).

TU CAMA
La amenaza
Se calcula que hay muchos alérgicos a los ácaros del polvo, unos minúsculos arácnidos que viven entre las sábanas y se alimentan de la piel muerta que vas perdiendo. Pero no son estos bichos lo que provocan asma y reacciones alérgicas varias sino sus sustancias fecales.

La solución
No hagas la cama. Los ácaros necesitan unos niveles de humedad superior al 50% para campar a sus anchas (si vives en la costa, lo tienes chungo amigo). La buena noticia es que a estos microorganismos les cuesta reproducirse en las áridas condiciones medioambientales de una cama deshecha; por contra, se reproducen como conejos en las camas bien hechas porque retienen más la humedad. Pero si quieres aniquilarlos por completo, la ofensiva tiene que ser aerea: la mejor manera de combatir estos alérgenos es ventilar bien nuestro domicilio.

LA RODAJA DE LIMÓN DE LAS BEBIDAS
La amenaza.
El 70% de las rodajas de limón que se colocan en los vasos de los restaurantes contienen bacterias patógenas. Hay por lo menos 25 microorganismos en los limones, entre otros, el E.cole y otras bacterias  fecales.

La solución.
Indícale al camarero que prefieres tomar la bebida sin este cítrico. ¿Por qué arriesgarse?.

EL ESTUCHE DE LAS LENTILLAS
La amenaza.
Numerosos gérmenes están en los estuches. Son la vía más importante de contaminación de las lentillas. La  serratia, por ejemplo, puede causar infecciones en las superficie ocular que van desde leves conjuntivitis hasta graves úlceras corneales.

La solución.
Utiliza las soluciones adecuadas, limpia y desinfecta las lentes de contacto a diario, lávate las manos antes de manipularlas, limpia bien los estuches y no te bañes ni te duches con las lentes puestas.

LA MAMPARA DE LA DUCHA
La amenaza.
Las mamparas de ducha de vinilo son la meca de los microbios. La suciedad, la humedad y la temperatura elevada que se generan en el cuarto de baño favorecen la proliferación de bacterias, aunque afortunadamente estas no son muy resistentes.

La solución.
Sustituye la mampara por una cortina de tela. También albergará bacterias, pero será más fácil de limpiar. Métela en la lavadora y utiliza el programa con temperatura máxima que soporta el tejido. En principio basta con lavar la cortina una vez al mes, pero si tu sistema inmune está debilitado, hazlo con más frecuencia. Y a ser posible utiliza lejía.

A declarar la guerra a las bacterias. Un saludo.

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