LUCHA CONTRA TUS IMPULSOS

Como decía el filósofo,¨el hombre es un lobo para el hombre¨. Y, a menudo, nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Descubre como vencer las tendencias autodestructivas más frecuentes.

¿Recuerdas la obsesión que tenía Jack Nicholson con la limpieza en ¨Mejor Imposible¨? Su personaje sufría lo que los expertos denominan¨Trastorno Obsesivo Compulsivo¨. Sin llegar a esos extremos, muchas personas necesitan poner en practica un ritual (ya sea comprar impulsívamente, beber o decir mentiras) que evite o reduzca la ansiedad que provoca una obsesión, a menudo oculta en el subconsciente.

IMPULSO: MENTIR
La mayoría de las personas que mienten lo hacen para parecer más simpáticos y competentes. Durante el transcurso de una conversación de 10 minutos, el 60% de las personas mienten al menos una vez. Todo el mundo quiere venderse bien: en una entrevista de trabajo, ante una posible conquista, etc. Pero, ojo, una vez que entras en este juego de ser valorado por lo que muestras y no por lo que eres, es fácil que acabes confundiendo realidad con ficción.
Toma el control:
Recapacita: estás sustituyendo valores sólidos como la sinceridad y el esfuerzo de superación personal por una imagen falsa de ti misma. Además, ten por seguro que las personas a las que les sueltas trolas terminarán por descubrirte y acabarán alejándose de ti por sentirse traicionados. Si no quieres acabar más solo que la una, esfuérzate por encontrar  el motivo de tu conducta (baja autoestima, falta de habilidades sociales,..) y pide ayuda de un especialista.

IMPULSO: COMPRAR
Como todas las adicciones, la afición desmesurada por ir de compras tiene su origen en la necesidad de rellenar algún vacío emocional. En este caso en concreto, lo usual es que la persona comience a comprar ropa, joyas o accesorios para verse mejor a sí mismo. Una vez satisfecha esta necesidad, el cerebro libera endorfinas (las hormonas del placer), lo que contribuye a caer en la adicción.
Toma el control:
Si tu afición a comprar ya está alterando tu vida personal (causa discusiones con tu pareja, problemas económicos, etc), acude a terapia cuanto ante. Te ayudarán a descubrir cual es el vacío que genera la ansiedad y te ayudará a buscar una estrategia alternativa para superarlo.

IMPULSO: ENFADARSE
La mayoría de los ataques de ira viene dados por un error de percepción. Las personas que lo sufren suelen pensar que la vida es injusta con ellos, consideran que tienen derecho a tener ciertas cosas o a que los acontecimientos deberían suceder como desean. Cuando alguna de estas situaciones no se da, estalla la ira.
Toma el control:
Para combatir los ataques, hay que ayudar a la persona a descubrir sus errores de percepción. La técnica del tiempo fuera es muy efectiva en estos casos: la persona debe alejarse físicamente de la situación en la que va a surgir el ataque de la ira y no puede volver hasta que se haya calmado y sea capaz de encarar la situación de forma relajada. También son de gran ayuda las técnica de respiración y relajación.

IMPULSO: COMER
Las personas que tienden a pegarse atracones de forma descontrolada suelen sufrir estrés o tienen un estado de ánimo bajo. Aseguran que están nerviosos, tristes, que tienen mucho trabajo, que la pareja les ha dejado, etc. Todas las las excusas son buenas para justificar el comportamiento autodestructivo.
Toma el control.
Cuando tengas el impulso de picar algo, espera unos 10 o 15 minutos. si incluso así sientes el impulso o el deseo de comer, siléncialo con fruta, verduras, un chicle o caramelo sin azucar.  Paralelamente, también te vendrá bien aprender alguna técnica de relajación.

IMPULSO: BEBER
Por desgracia, no se suele entender el alcohol como lo que es: una droga. No lo prestamos el debido respeto  a sus nefastos efectos  y solemos minimizar sus efectos. Beber está bien visto, el grupo de amigos te induce a beber cuando sales y si no bebes no terminan por entenderte. Además, la mayoría de los bebedores compulsivos le atribuyen un poder casi curativo a la bebida, creen que les ayudará a solucionar sus problemas de alguna forma o que aliviará sus preocupaciones.
Toma el control:
Repítete a ti mismo: el alcohol no te llena ningún vacío emocional ni ayuda a olvidar. Es más, es un depresor del sistema nervioso central, con lo que beber aumenta la probabilidad de caer en un estado anímico adverso. Después de beber. se incrementan esas emociones negativas y a ellas se añade el sentimiento de culpa por haber incurrido en esa conducta.

La fuerza de voluntad es fundamental para no caer en estos trastornos. Ánimo y mucha fuerza a todos.

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