LA TRANSGRESIÓN SILENCIOSA.

Ante el psiquiatra, la paciente sólo debería desnudar su mente... Pero algunas denuncias han desvelado casos de abuso de poder y mala praxis.

Freud decía que los psicoterapeutas son como químicos que trabajan con sustancias altamente inflamables. Ese material inflamable es la psique de la persona con fragilidad emocional que llega pidiendo ayuda a una consulta.¨El paciente convierte a su terapeuta en una figura de autoridad y conocimiento¨y se coloca así mismo en una posición infantil y regresiva. Por ello, cualquier abuso por parte del terapeuta se puede considerar al nivel de la  pederastia, ya que no es una relación entre adultos, sino jerárquica. Constituye un verdadero abuso de poder.

Desde que suceden los hechos a la denuncia suelen pasar muchos años. ¿ Por qué nadie lo denuncia hasta tanto tiempo después?. Hay quien prefiere no hacerlo porque se siente culpable, como pasa con los niños que han sufrido abusos. El agresor se aprovecha de que la paciente se sienta la elegida. Desde el psicoanalisis, se puede interpretar que, desde la perspectiva infantil, hay algo de haber conquistado al padre. Pero las consecuencias son graves: las abusadas son mujeres que se quedan sin ayuda y, además, salen más confundidas y perturbadas que cuando entraron.

La comparación entre pederastia y violación, de esos límites que deben de haber en la relación, entre terapeuta y paciente, no es exagerada. Estos profesionales que caen en esta praxis lo primero que pierden es el prestigio, que les vuela por los aires.

Los casos de transgresión relacionados con conductas eróticas suceden, pero no son abundantes.
Y es que en el ámbito del Diván se puede colar el deseo sexual en ambos sexos. No es raro que el paciente manifieste deseos y fantasías eróticas durante una terapia. Es lo que en la jerga se conoce como ¨transferencia¨. El terapeuta debe de estar preparado para estos fenómenos y saber manejarlos verbalmente. Sobre todo, ha de saber que cualquier actuación erótica por su parte es un abuso, dada la posición de desventaja del paciente. Si el médico, concibe algún tipo de predisposición erótica hacia la paciente, se habla de ¨contratransferencia¨

En la época de principios del siglo XX, los psíquicos se acaban convirtiendo en psicoanalistas, donde  no sólo tiene a un paciente sino también a su amante. Este tipo de actuación abusiva incurrían la mayoría de los primeros especialistas de la mente por ignorancia. La observación de estas incursiones eróticas llevó a Freud a descubrir los conceptos de la transferencia y contratransferencia( la transferencia es el traslado a la situación presente de afectos u hostilidades que corresponde a vivencias del pasado, con lo que la persona revive en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos o deseos infantiles reprimidos. Mientras que la contratransferencia es el conjunto de las acciones inconscientes del analista frente a su paciente).

El deseo sexual se puede colar en una terapia en ambos sentidos. A principios del siglo XX no resultaba del todo extraño lo que hoy es inconcebible , que exista una relación amorosa o sexual entre médico y paciente mientras tiene lugar la terapia.
La psicosexualidad está presente en cualquier consulta porque suele ser una de las mayores fuentes de angustia para los pacientes. No obstante, esta atención siempre está presente desde la palabra y no pone en peligro los límites de la relación terapeuta-paciente. En un tratamiento todo puede pasar pero actualmente no existe o no debe existir ningún psicoterapeuta que permita tocar a los pacientes. Eso sería un aprovechamiento perverso de la situación de poder. La mayoría de los psiquiatras ni siquiera dan la mano ni besan en la mejilla a sus pacientes. Una distancia necesaria para la profesionalidad y la escucha.


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